En un pequeño camerino del backstage, Muse explican porqué a veces es bueno estar paranoico. "Si ves imágenes del 11 de Septiembre, es bastante obvio que las torres fueron derribadas por una explosión controlada", Dominic Howard, el batería de la banda, dice seriamente. "Cuando cayeron las torres los gobiernos encontraron la excusa que necesitaban para aumentar la vigilancia de los ciudadanos. Mira el grado de vigilancia que hay en Estados Unidos y en el Reino Unido ahora; jamás se saldrían con la suya antes del 11/S.
Si proviniera de cualquier otro grupo de rock, ésto podría sonar a un peligroso disparate. Pero Muse no son una superbanda llena-estadios normal. Visiones del apocalipsis impregnan su música; sus canciones están salpicadas de referencias al ocultista Aleister Crowley, a caballeros que viajan en el tiempo y a la inminente destrucción del planeta. Si no vendieran millones de discos y llenaran recintos como el Estadio de Wembley, podrías imaginarte al trío formado por Howard, el cantante Matt Bellamy y el bajista Chris Wolstenholme ganándose la vida escribiendo guiones de Doctor Who.
"Tenemos una posición de influencia por estar en una banda, así que supongo que nos sentimos obligados a decir las cosas tal y como las vemos", dice Howard. "El año pasado en el Festival de Reading, Matt llevaba una chaqueta que ponía "Terror Stom" en la espalda; es una referencia a un documental que explica la verdad detrás del 11 de Septiembre. Es nuestra manera de transmitir un mensaje a nuestros fans".
Hasta hace poco, Muse eran un poco los peleles serios y pretenciosos, eran rechazados por la crítica, que les veía como clones mediocres de Radiohead. Pero el público nunca compartió esta mala opinión. De hecho, casi sin que nadie se haya dado cuenta, Muse han conseguido una legión de fans creciente hasta el punto de que hoy son sin duda una de las más grandes bandas del mundo.
"Sólo hemos empezado a ganar reconocimiento recientemente", dice Howard. "Nos pidieron tocar en los MTV Europe Music Awards. Ésa fue la primera vez que fuimos invitados a un evento de ese tipo. Más o menos hemos funcionado en nuestro propio universo paralelo, donde siempre hemos tenido un seguimiento fiel. Fuera de ahí nadie quería saber nada de nosotros. En los últimos meses éso ha empezado a cambiar. Es la primera vez que recuerdo que nos hayan invitado a ceremonias de premios y a codearnos con otras estrellas del rock. Es como si finalmente hubiéramos conseguido ser admitidos en el club".
El catalizador de todo esto es el actual álbum, Black Holes and Revelations, una explosión de rimbombancia para estadios que, con ese exceso sonoro y esa grandiosidad temática, se remonta al rock progresivo de los años 70 de bandas tales como Pink Floyd.
A pesar de toda su pomposidad, Black Holes está cargado de sorpresas. Piensa si no en el primer single, un tema atípicamente funky titulado Supermassive Black Hole ("Nine Inch Nails mano a mano con Prince", según un crítico).
"Queríamos sorprender a la gente que tenía una idea fija sobre cómo son Muse", dice Howard. "Cuando compusimos Black Holes and Revelations habíamos pasado mucho tiempo en Nueva York, en East Village. El ambiente empapó la música. Pensamos, vamos a fingir que somos Prince por un momento".
El verano en Nueva York llegó al final de seis meses de grabaciones en el oscuro y sofocante aislamiento del sur de Francia. "Perdimos un poco la chaveta allí, sinceramente", recuerda Howard. "Estaba a millas de la civilización. Grabamos en aquel enorme granero. El silencio era casi ruido. Nos afectó mucho, en un sentido positivo, porque tienes que llegar un poco al límite para conectar con esa parte de ti que compone música".
En las letras, el disco descubre a Muse llegando a las cimas de la excentricidad. Según Bellamy, Supermassive Black Hole es en realidad una carta de amor a la reina Isabel II. Knights of Cydonia, por su parte, hace referencia a una cavidad en la superficie marciana debajo de la cual, Muse nos harían creer, merodean monstruos al estilo HP Lovecraft.
Para la carátula del disco, Muse colaboraron con Storm Thorgerson, el diseñador gráfico cuyo trabajo adorna los discos de Pink Floyd, Led Zeppelin y Peter Gabriel. En la fotografía de la portada, los tres miembros de la banda están sentados alrededor de una mesa en la superficie de Marte, vestidos en brillantes trajes metálicos. Sobre la mesa, tres caballos minúsculos. "No quiero explicar demasiado lo que se supone que representa la carátula, porque nos gustaría que los fans lo descubrieran por sí mismos", dice Howard. "Obviamente se supone que los caballos simbolizan los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Y si miras nuestros trajes verás que los diseños son referencias a los siete pecados capitales".
Muse se forma en Devon en 1997, cuando Bellamy hace una audición para la banda de Howard. Los tres habían ido a la misma escuela pero, antes de Muse, no se conocían. En un principio se llamaban Gothic Plague y cultivaban una imagen entre gótica y glam. Cuando se cambiaron a Muse, se mudaron a Londres, donde el influyente dj Steve Lamacq apoyó su EP Muscle Museum. Sin embargo, la industria musical tenía dudas; tanto por su música como por su imagen, Muse eran demasiado parecidos a Radiohead. Al final firmaron con el sello americano Maverick, y contrataron al veterano productor indie John Leckie.
"Llevamos mucho tiempo haciendo giras para llegar adonde estamos ahora", dice Howard. "No fue fácil en modo alguno. Al principio se dudaba mucho de nosotros. Ignoramos todas las críticas y simplemente nos pusimos a ello. El Reino Unido no fue necesariamente el sitio donde se nos dió mejor al principio. Teníamos un gran seguimiento en el continente y en Rusia. Gran Bretaña era uno de los últimos sitios que parecían querer acogernos".
Y por su afición a las teorías conspirativas, Muse no quieren parecer excéntricos: "Tienes que tener cuidado de no llegar muy lejos, porque de repente puedes encontrarte en la postura de David Icke, hablando sin parar de lagartos que controlan la Tierra", dice Howard. "Lo cual es ridículo, obviamente".
lunes, 14 de enero de 2008
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