sábado, 7 de junio de 2008

Matt en Irish News, Abril 2008

El día de nuestra entrevista, Matt Bellamy está en forma. Dentro de unas horas, él y sus compañeros de banda Chris Wolstenholme y Dominic Howard recogerán un premio Meteor a la mejor banda internacional en directo, gracias a su épico concierto como cabezas de cartel en el Oxegen Festival del verano pasado. Se juntará con los NME, Brit y Q Awards en la repisa de su chimenea, cada vez más repleta y enteramente metafísica.

Caminando hacia una incómoda sala de conferencias de aspecto bunker, en las entrañas de un moderno hotel de Dublín, Bellamy saluda alegremente a la chusma de periodistas de gacetilla que se reúnen ante él y que inmediatamente empiezan a lanzar preguntas-sondeo tales como "Cuál ha sido tu compra más extravagante?".

"Cuando era más joven compré esta estupidez llamada paramotor", explica con pesar. "Básicamente es un parapente que lleva una hélice y un motor de 50cc. Es lo mismo que aquel tío solía llevar a los combates de Mike Tyson hace unos años. Éso fue lo que me dió la idea de comprarlo. Me costó unos 10.000 y sólo lo he usado una vez. Pero sigo teniendo la intención de aprender a volar con ello".

Ahora ya lo sabes. Sin embargo, lo que no sabes es que Muse se tomarán un descanso mientras graban su nuevo álbum para dar dos grandes conciertos en Irlanda este verano: uno en Marlay Park, Dublín, el 13 de agosto, y otro aquí en Belfast la noche siguiente en un lugar todavía por confirmar. Espera algo enorme y al aire libre, porque los locales cerrados tradicionales ya se les quedan pequeños al trío.

Siempre ha sido un espectáculo entretenido, pero en el transcurso de su último par de discos, Absolution y Black Holes & Revelations, el directo de Muse ha evolucionado hacia una hipnotizante combinación de rock apocalíptico pretencioso y unas proyecciones alucinantes que te abrasan los ojos. Para comprobarlo más a fondo, procede directamente a ver el impresionante pack de cd y dvd, HAARP, grabado en sus dos apoteósicos conciertos en el nuevo estadio de Wembley el pasado verano.

HAARP captura a la banda en la cumbre de su potente directo tocando lo mejor de su creciente repertorio ante un público de miles de fans que les adoran, desde un escenario adornado con más luces deslumbrantes y pantallas de video que Times Square. Hay incluso un par de antenas parabólicas, por si fuera poco.

Irónicamente, la dedicación de Muse a entregar un espectáculo en directo sin precedentes parece que radica de una simple inseguridad del pasado. "Siempre hemos tenido esta paranoia de que ninguno de los tres es interesante de ver, la verdad", admite Bellamy. "Probablemente gastamos la mayor parte del dinero que ganamos en intentar que nuestros conciertos sean espectaculares, para que el público siempre tenga algo más interesante que mirar".

Parece que la banda está deseando volver a Irlanda para demostrarnos lo mucho que se merecen esos éxitos recientemente adquiridos.

"Los conciertos irlandeses van a ser geniales", dice Bellamy con entusiasmo. "Aunque nos estamos tomando un largo descanso para trabajar en el nuevo disco, hemos decidido hacer unos pocos conciertos aquí y allá simplemente para evitar la pereza y olvidar cómo se toca, que es básicamente lo que pasó en el último álbum. Será también una oportunidad fantástica para probar con algunas canciones nuevas antes de que salgan, cosa que no hicimos con Black Holes & Revelations. Para ese disco hicimos un esfuerzo deliberado por alejarnos de lo que hacíamos en directo, así que con éste será algo diferente de nuevo".

Aunque su nuevo trabajo está todavía en fase de proyecto, según Bellamy el resultado final ya está tomando una forma muy ecléctica.

"Nos juntaremos los próximos dos meses para trabajar un poco y definir algunas ideas nuevas que hemos tenido", dice. "En cuanto a la dirección, creo que en los últimos dos discos desarrollamos un enfoque bastante pluralista hacia la música. Algunos nos ven como una banda progresiva, otros como una banda de pop-rock, lo cual está bien. Nos gusta la idea de sacar discos que estén llenos de ideas y estilos diferentes, sobre todo porque hoy en día la gente se descarga las canciones que les gustan. Lo sé porque yo lo hago. Sólo una minoría todavía escuchan discos enteros".

Y añade, "supongo que otros ven algún tipo de personalidad en nuestros discos, en cuanto a que hay un hilo conductor que recorre el álbum, pero creo que es una visión bastante subjetiva por parte del oyente. Yo tiendo a verles con entidades separadas que coexisten como un todo. Ahora, si tuviera que predecir cómo sonará el nuevo álbum, tendría que decir que muy variado, sí. Nos estamos construyendo nuestro propio estudio en Italia, así que, una vez que esté terminado, probablemente empezaremos a trabajar en ello antes de meter al ingeniero y partir de ahí. No creo que seamos lo bastante disciplinados como para hacer un álbum entero nosotros solos -no lo terminaríamos!"

Dada su famosa afición por las teorías conspirativas, OVNIs y demás rarezas desconocidas, Muse se han convertido en un imán para el sector de lunáticos a los que les gusta obsesionarse con cada palabra elegida por sus artistas favoritos -irónico, dado el desdén que muestra con respecto a la importancia de sus letras, exhaustivamente analizadas.

"Prefiero con mucho que a la gente le influya la música por sí misma, más que las letras", dice firmemente. "Para mí, las letras son siempre un intento secundario de proporcionar un significado. Hay algo en la música que obviamente está más allá del lenguaje en sí mismo. Es comunicación en su forma más pura".

Por desgracia, ésto no convence a algunos, como el ferviente admirador irlandés que ha estado acosando a Bellamy en su casa de Italia.

"Definitivamente hay unos pocos que cogen los elementos más oscuros de las canciones y los llevan un poco demasiado lejos", comenta. "En el oeste americano a menudo los fans vienen a nuestros conciertos e intentan darnos biblias. Uno incluso llegó a subrayar pasajes y me dijo cómo se relacionaban con ciertas canciones, y que todas mis canciones en realidad van de buscar a Dios y la redención. Luego está el tipo irlandés que sigue dejándome bolsas llenas de cosas disparatadas en casa. Hay montones de botellas con mensajes escritos, y muchas poesías que ha escrito sobre el fin del mundo. Ha creado todas estas pistas y estos rompecabezas que se supone me conducen a algún tipo de viaje o algo así".

Bellamy añade, "Mi vecino le dió mi dirección. Por lo visto dijo que era un miembro de la familia, que era irlandés, e iba vestido con ropa militar y estaba un poco alterado".

Viendo las sorprendidas caras de los irlandeses que le miraban, en seguida añadió, "Pero creo que los irlandeses son geniales en general! De todas formas, soy medio irlandés."

De hecho, la madre de Bellamy nació en Belfast antes de mudarse a Inglaterra en los años 70, justo antes de su nacimiento.

"Ya he vuelto a Belfast un par de veces el año pasado para ver a mi abuela, mis tías y tíos", nos asegura.

Aún así, si la seguridad en las próximas citas irlandesas parece mayor de lo habitual, sabráis por qué. Mejor que dejes tus brazos cansados en casa, por si acaso.

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