sábado, 7 de junio de 2008

Matt en The Irish Times, 23.05.2008

El plan maestro de Muse

Sois una de las más grandes bandas del planeta, aficionados a los discos de tema intergaláctico y a una puesta en escena que haría sonrojar a Pink Floyd. Cómo impedís autodestruiros con discos conceptuales, egos pretenciosos y giras titánicas? El profesor loco de Muse, Matt Bellamy, se lo revela todo a Kevin Courtney.

s una ley de la física del rock'n'roll - cuando una banda alcanza el máximo estrellato, inevitablemente perderán el control y se convertirán en una parodia de si mismos. Su status de megaestrellas formará un agujero negro que absorberá toda la credibilidad que tanto les ha costado ganar y distorsionará completamente su juicio. Bien sea por las drogas, orgullo desmedido o simplemente por desconectarse de la realidad, la banda pensará de repente que es una buena idea sacar un álbum conceptual sobre hobbits, surgir de un gigantesco escenario con forma de limón, construir un enorme muro de espuma de poliestireno entre ellos y el público, o escenificar una versión musical del Rey Arturo sobre hielo. Cuando una banda llega a este punto sin retorno, no queda más que autodestruirse, o ser la estrella de su propio reality show.

El trío de Teignmouth Muse nunca tendrá que preocuparse de hundirse en la auto-parodia, porque desde su primerísima salida han estado más allá de la parodia. Porque durante su carrera de diez años, Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dom Howard han tenido la misión de ser más excesivos que ELO, más extravagantes que Queen, más espectaculares que Pink Floyd, y más increíbles que Spinal Tap. Su álbum de debut, Showbiz, les señaló como una banda esclava de la teatralidad, y los siguientes discos, Origin of Symmetry, Absolution y el más reciente, Black Holes and Revelations, descubren a una banda con un interesante sentido de la grandiosidad absurda.

Es una estrategia inteligente - nadie te puede acusar de acercarte al prog rock cuando tu banda lleva haciendo prog rock desde su... génesis. A Muse se les ha acusado de todo, desde copiar a Radiohead hasta coquetear con la electrónica gótica, pero éso no les ha impedido vender cifras astronómicas de discos y congregar multitudes planetarias en sus masivos conciertos.

No importa, sin embargo, cómo llegues a ser de grande; en algún punto de tu carrera vas a tener que mirar atrás y evaluarte. Necesitas tomarte un tiempo fuera de la locura del rock'n'roll y pasar revista a tu progreso hasta la fecha. Para el cantante, guitarrista y polifacético cerebro Matt Bellamy, ese momento llegó mientras la banda estaba en medio de su más reciente gira mundial.

"Noté algo bastante extraño", recuerda Bellamy. "Lo notamos todos, y ha ocurrido en unas cuantas ocasiones. En la última gira estuvimos 18 meses juntos, los conciertos fueron bastante grandes. Incluso en América tocamos en grandes pabellones. Desde el principio, noté que en el primer concierto que hicimos, en Bilbao, España, que fue el primer concierto con producción propiamente dicho, mi primera reacción fue que el público parecía más quieto de lo normal. Cuando haces un gran show visual, el público tiende más a mirar que a saltar. Nuestra manera de actuar se contagió de éso; creo que tocamos de forma ligeramente más pulida que como hubiéramos tocado normalmente.

Por alguna razón no pudimos llevar nuestra producción a Zagreb y Belgrado. Tuvimos que tocar con una iluminación y unos amplis muy sencillos. Noté dos cosas: una fue que el público se volvió loco; la segunda, que nosotros también nos volvimos locos, parecía haber mucha más energía física. En Christchurch y Auckland ocurrió lo mismo, porque no pudimos llevar todo a Nueva Zelanda, así que tuvimos que hacer un show desnudo allí también. Y de nuevo se pusieron como locos.

Así que en el futuro definitivamente mezclaremos más. Este último álbum fue compuesto para un gran espectáculo, y si te quedas ahí para siempre, sí que pierdes algo. Este año puede que no seamos tan exageradamente espectaculares; podríamos hacerlo un poco más simple".

Sin embargo, los fans de la excesiva puesta en escena de Muse no tienen porqué alarmarse. Cuando toquen el 13 de agosto en Marlay Park, Dublín, no abandonarán su artillería musical y esas visualizaciones que queman la retina, ni las sustituirán por un par de guitarras acústicas, un chiflato y una hoguera. Mantendrán la pirotecnia a punto y no dejarán que eclipse las potentes chispas del rock'n'roll.

"Obviamente, cuando volvamos con nuestro nuevo álbum y vayamos de gira otra vez, seguro que, si la banda todavía es conocida, haremos algo incluso más estrafalario. Pero mientras tanto, en cualquier concierto que hagamos, queremos bajar un poco el tono. Aunque, dicho éso, probablemente acabará siendo exagerado de todas formas".

Bellamy espera que la energía del directo generada por los conciertos veraniegos (también tocarán en el V Festival en Chelmsford y Staffordshire) les llevará hacia su quinto álbum de estudio, que ahora mismo están preparando en su propio estudio de grabación a orillas del Lago de Como en Italia. Construirte tu propio estudio es típico del rock, pero hacerlo en medio del sitio más deseable de toda Europa sí que es tirar la casa por la ventana.

El trío está en Dublín para anunciar los conciertos irlandeses y para promocionar HAARP, no la cerveza, sino su nuevo cd/dvd que documenta el fin de semana que batió records en el estadio de Wembley en verano de 2007, cuando 150.000 fans vieron a Muse bautizando el nuevo estadio en su habitual estilo pomposo. Han venido en avión por separado desde sus hogares respectivos, Wolstenholme desde Teignmouth, Howard desde su casa en Highbury, y Bellamy desde Milán, Italia, donde vive con su novia. En el avión fue acosado por un grupo de colegiales irlandeses que volvían de un viaje escolar. "Un alto porcentaje de ellos parecía saber quién era yo, así que me senté con ellos en la parte de atrás, sólo yo y un grupo de chavales hablando de esquiar".

Las bandas a menudo viven en una burbuja musical, flotando entre el estadio y el estudio, sin apenas una influencia exterior que penetre a través de la membrana de plexiglass. Cuando te escondes en tu idílica casa al lado del lago, lejos de la prensa musical británica, tomándote un Chianti, es fácil sentirse a gusto en tu propio escondite y no darse cuenta de que te has alejado tanto de la realidad que estás practicamente flotando en el espacio.

Para grabar Black Holes & Revelations, la banda alquiló -otro cliché- un castillo en el sur de Francia, pero no salió adelante hasta que se reagruparon en Nueva York. Bellamy reconoce que cambiar el espléndido aislamiento del sur de Francia por el bullicio musical de Nueva York salvó al álbum de convertirse en Cuentos de los Océanos Topográficos.

"Fue volver a tratar con gente, salir y oir la música de otros, no sólo la tuya. Creo que éso es importante. Es cuestión de mantenerte fresco, en vez de tomarte dos años libres y no hacer nada aparte de estar en el estudio. Creo que con ese enfoque puedes hacer muchas cosas tú solo".

Si Radiohead pudiera aprender una lección o dos de los que una vez fueron sus acólitos, quizás sería evitar regalar sus discos. Cuando Dominic Howard tenía 15 años e hizo pruebas con guitarristas para la banda que estaba formando, tuvo que preguntarse qué hacer con el chaval de 14 años desgarbado y con los pelos de punta que le llegó como un híbrido mutante de Thom York y Eduardo Manostijeras.

Después de tocar en todos pubs y sótanos cutres del suroeste de Inglaterra, Muse encontraron su oportunidad en el congreso In the City en 1998, y se les llevaron de repente a Estados Unidos a firmar con el sello de Madonna, Maverick. La discográfica quería que Bellamy bajara el tono de su histriónico falsete y que compusieran canciones más apropiadas para la radio, pero la banda se negó a comprometerse, así que arrasar en Estados Unidos tuvo que ser aplazado para otro momento.

Lanzaron dos EPs en edición limitada a través del sello Dangerous -ambos artículos de coleccionista podrían venderse hoy por 30 libras. Con el álbum de debut, Showbiz, Muse consiguieron una base de fans serviciales entre los hermanos y hermanas menores de aquellos estudiantes que habían comprado OK Computer. El álbum fue producido por John Leckie, que también produjo The Bends. No empezaron a librarse de las comparaciones con Radiohead hasta que mostraron su lado más proggy con su segundo álbum, Origin of Symmetry.

Ahora se les compara con todo tipo de bandas, desde Queen y Ultravox hasta Depeche Mode y Wendy Carlos con su obra magna de arpegios y rock sintético Switched-On Bach. Pero aunque la épica de Knights of Cydonia reúne los fantasmas diminutos de Stonehenge de Spinal Tap, canciones como Starlight y Supermassive Black Hole te enganchan con una irresistible fuerza gravitacional, y te llenan la cabeza con sueños apocalípticos y visiones celestiales.

Muse van a tener que ir mucho más allá para superar Black Holes & Revelations, pero como el el nuevo álbum sólo está en, digamos, fase conceptual, Bellamy no desvela nada sobre la próxima jugada musical de Muse. Sin embargo, puedes contar con una cosa: Matt, Chris y Dom llegarán valientemente hasta donde la mayoría de las bandas no se atreven por miedo a convertirse en Yes.

"En cierta manera, la música digital ha cambiado el modo en que vemos los discos. No creo que los álbums tengan que ser necesariamente tan cohesivos como solían ser. Ocasionalmente, harás un álbum con ciertas canciones que sigan un hilo, y puede que un álbum conceptual o algo así, pero creo que, como la gente tiende a bajarse las canciones que les gustan, en realidad puedes hacer un disco de canciones muy diferentes. Somos una banda pluralista en cuanto a estilos. No quiero decir que no tengamos abuela, pero sí que quiero hacer ese tipo de cosas por las que te puedan percibir como una auténtica banda de rock, o de baile, o como un compositor serio. Así que, cuando me preguntan sobre la dirección del nuevo álbum, todo lo que puedo decir es que seguiremos expandiendo esas facetas distintas que tenemos, añadiéndoles cosas, y puede que incluso llevándolas más allá".

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